Desde luego que no voy a ganar el Pullitzer por la iluminación de esta foto.
Hoy vamos a hacer el pisto que harían todas nuestra abuelas, pero más rápido aunque con el mismo cariño. A todos nos gusta (o a casi todo) y aguanta bastante tiempo en la nevera.
Lo puedes usar para comer por sí solo o como comienzo de un guiso, o para acompañar una pasta o un arroz, o hacerlo en una tosta.... En fin, puedes usarlo para casi todo. Al turrón:
DIFICULTAD:
No necesitas tener las canas de tu abuela para que te salga perfecto
INGREDIENTES:
- Media cebolla
- Un calabacín mediano
- Medio pimiento verde
- Medio pimiento rojo
- Un diente de ajo hermoso
- Un chorrazo de salsa de tomate. Puedes usar la que tú hagas o comprada. Pero hombre, si la haces tú, estará mucho más rica. Te dejo el enlace, anda
- Sal, especias y aceite de oliva
- Un huevo para que lo frías y corones el pisto.
- Necesitarás pan. Eso es así,
PREPARACIÓN:
- Lo primero que vamos a hacer es lavar toda la verdura y picarla en cuadraditos pequeños. Hazlo con mimo.
- Pon en un sartén un chorrete de aceite de oliva y mete primero la cebolla. Deja que se haga medio minuto y ponle el ajo picado. Añade el resto de verduras y deja que se pochen y se pongan blanditas.
- Ahora ponle un buen chorro de tomate y deja que reduzca y se cocine todo junto.
- Es el turno de las especias y la sal. A mí me gusta ponerle un poco de romero y un chorrito de salsa de soja. Pero puedes ponerle orégano, albahaca, alguna cayena... lo que quieras. Déjalo todo el tiempo que puedas a fuego lento y haciendo chup-chup
- Fríe el huevo en el último momento y... ¡¡tanchán!!
Hay muy pocas cosas mejores en este mundo que las comidas de una abuela, pero hoy nos acercamos mucho. Te recomiendo que hagas mucha cantidad y lo guardes en tuppers en la nevera o incluso en el congelador (en raciones individuales). Te hacen un apaño curioso.
Es importantísimo en esta receta que no se te olvide ir por el pan. Sólo hay un pecado mayor que comerte un huevo frito sin pan; y es comerte un huevo frito con pisto sin pan. Y a cocinar, filibusteros, que el mundo se va a acabar.
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