Sabéis la manzana que usé el otro día para la ensalada de garbanzos; pues como a aquí no se tira nada, lo que me sobró lo usé al día siguiente para hacer estas deliciosas empanadillas.
En la foto no quedaron muy... bonitas, pero estaban que te mueres. Si te esfuerzas un poco más que yo en pintarlas bien con el huevo, seguro que te saldrán perfectas. Vamos allá.
DIFICULTAD:
Saber darle forma al borde con un tenedor. Realmente difícil
INGREDIENTES:
- Masa de empanadillas. Ya hecha, por supuesto, no nos liemos.
- Manzana. Yo usé una ácida, que le pega mucho al rulo
- Rulo de cabra
- Unas lonchas de fiambre de pavo
- Un huevo para pintar y que queden ideales de la muerte.
PREPARACIÓN:
- Pica la manzana en taquitos muy pequeños. No lo hagas muy rápido y hazlo bien, que luego los mazacotes no dejan cerrar bien la empanadilla. Lo digo por experiencia. Como veis, todo salió mal. Y aún así estaban increíbles.
- Pica las lonchas de pavo y el queso de cabra. Luego júntalo a la manzana y mézclalo bien.
- Coge una oblea de empanadilla y moja un poco el borde con agua para que luego se cierre bien. Hazlo pasando el dedo mojado por encima, no las metas debajo del grifo que la cagas. Pon un poco del relleno y ciérrala con cuidado para que no se rompa. Machaca los bordes con un tenedor y ponla en la bandeja del horno. Si lo prefieres puedes hacerlas redondas poniendo una oblea, relleno y otra oblea encima.
- Bate el huevo y pinta las empanadillas con él para que cojan ese color tostado que tanto nos gusta.
- Mételas en el horno a 180º, arriba y abajo hasta que se doren. Serán unos 12 minutos o así, pero mejor que estés atento.
Y nada, filibustero, esto ha sido todo. Son supersencillas de hacer, están de miedo y como no van fritas, son muy sanas.
Lo bueno que tienen es que la mazana no se cocina del todo y queda crujiente, junto a un queso chorreante por el calor, y un pavo que nos da un sabor muy rico. De verdad, probadlo.