Huevos poché

     Señores, se nos va la olla con esto. Un huevo poché es lo más grande que le ha pasado al mundo desde la invención de la pizza fría del día anterior para desayunar. Bueno, puede que me haya pasado un poco, pero que está muy bueno, leches.

     Es una forma deliciosa de acabar una tostada, unos guisantes con jamón, o unos huevos benedictinos (un día que se te hayas sentido inspirado y hayas hecho salsa holandesa). Vamos a hacerlos de una forma rápida, sin envolver el huevo en un papel film, ni nada de eso. Si no nos queda redondo del todo, tampoco pasa nada. Lo importante es CÓMO queda la yema....

DIFICULTAD:

Saber dar vueltas a algo con una cuchara. Dominando eso, esto esta chupao'


INGREDIENTES:

• Un huevo
• Agua
• Vinagre 
• Sal y pimienta

PREPARACIÓN:

1. Pon en una olla agua con un chorretón de vinagre. ¡¡No uses el vinagre bueno eh!!
2. En el momento en el que veas que va a empezar a hervir (justo antes), dale vueltas al agua con una cuchara creando un torbellino
3. Cuando el agua se haya calmado un poco pero veas que sigue girando, casca el huevo con cuidado en el agua y dale otra vuelta, esta vez, mucho más suave
4. Cuenta 3 minutos y medio y sácalo a un papel de cocina con sumo cuidado de no romperlo. Que luego me echáis a mí las broncas por lo manazas que sois. Sécalo con el papel, ponle, sal y pimienta y a disfrutar.

     Como veis, es algo sencillo, pero delicado. Si eres un bruto en la cocina y se te rompen los huevos incluso cuando los cascas contra la encimera, esto no es para ti. Para el resto de los mortales que quieran disfrutar de un maravilloso huevo escalfado, les animo a probarlo.

     Puedes hacer este mismo procedimiento en una sopa (obviando el tema del vinagre, obviamente. Es algo obvio) Te quedará un caldito delicioso con una yema en su punto perfecto de cocción. 

     Y recordad que cuanto más fresco sea el huevo en cuestión, mejor que mejor.