Todos hemos hecho u oído hablar del pollo empanado con kikos. Muy rico. Pero hoy lo vamos a hacer asado. Además lo vamos a untar con salsas para que queden caramelizadas en el horno y se nos haga el culo fanta de lo bueno que sale. Al lío.
DIFICULTAD:
Machacar los kikos. Si no tienes nada con lo que hacerlo, hazlo con la cabeza. Con cuidado al darle contra la mesa, que si no, los kikos se caen al suelo.
INGREDIENTES:
- Un cuarto de pollo
- Kikos
- Ketchup y mostaza en cantidades ingentes
- Un poco de agua
- Una bolsa de congelado. Ya veréis luego para lo que la usamos.
PREPARACIÓN:
- Coge el pollo y úntalo bien de ketchup y mostaza. Pero bien, con avaricia. Ponlo en una bandeja de horno. Ponlo con la piel hacia abajo primero y échale un poco de agua en el fondo. Es buen negocio que el ketchup que le chorrea se vaya con el agua y haga una salsita de lujo. Pon el horno a 180ºC y déjalo unos 12 minutos.
- Ahora coge los kikos y los metes en una bolsa de congelado. Acto seguido coges un martillo, una maza, una cazuela o el canto de una sarten y le das zapatilla y con mala leche para que se vayan rompiendo todos. Dales bien, que queden bien machacados.
- Dale la vuelta al pollo y vuelve a tapizarlo con salsas Sin miedo. Si le hace falta, pon otro poco de agua en el fondo de la bandeja. Y cúbrelo con los kikos machacados.
- Déjalo otros 15 minutos hasta que la parte de arriba se dore.
Y ya está. Un pollo asado con kikos. Al comerlo, verás, que el pollo estará jugoso por dentro y tendrá una cubierta crujiente por fuera. Ya sabes que siempre que doy tiempos es algo aproximado, depende de los hornos y de los tamaños de los pollastres. Ojéalo de vez en cuando en el horno para que no se haga de más.
Prueba a hacerlo también con galletitas saladas, te mueres de rico. Acompáñalo de unas patatas fritas o de una ensaladita ligera. A tu gusto. Y a cocinar que el mundo se va a acabar.
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