Cuando empecé a pensar las categorías en las que dividiría el blog, se me ocurrió la COCINA DEL MÍNIMO ESFUERZO y la primera receta que se me pasó por la cabeza fue esta rapidísima pasta picante. No estás ni dos minutos cocinando y el resultado es excelente.
Para todo el que haya estado de Erasmus en Italia o sepa italiano ya sabrá lo que es. Pero para el resto de mortales que no tenemos ni papa de idiomas, es una pasta con ajo, aceite y picante; en este caso cayenas.
DIFICULTAD:
Sólo con el nombre ya la sabría hacer hasta el gato de tu vecina. Tampoco hay que ser un lumbreras.
INGREDIENTES:
- La pasta que más te guste
- Un diente de ajo
- Unas cayenas. Según lo valiente que seas
- Aceite de oliva
- Perejil. No uses el seco de bote, hombre, que te lo regala el frutero. Cúrratelo un poco más
PREPARACIÓN:
-¿De verdad hace falta que la ponga?
- Pon en una cazuela agua a hervir con un puñado de sal. Cuando empiece a hervir a borbotones, echa la pasta y déjala que cueza el tiempo que marque el fabricante. Muévela de vez en cuando para que no se pegue. Cuando se haya cocido, escúrrela y resérvala.
- En la misma olla de cocer la pasta (tampoco estamos para manchar mucho cacharro), pon un chorrete de aceite y echa el diente de ajo cortado en laminitas pequeñas. Añade también las cayenas que puedas soportar. Mejor dicho, que tu estómago pueda soportar.
- Cuando el ajo esté dorado añade la pasta y muévela enérgicamente. No te asustes si el aceite salta un poco; eso es que no has escurrido muy bien la pasta.
- Pica lo más fino que puedas el perejil que te ha regalado el verdulero y pónselo por encima.
- Una vez acabado y enplatado echa un hilillo finito de aceite por encima. Si vas a hacerlo con una mierda de aceite mejor que te saltes este paso.
Puedes usar, si tienes, chile fresco en rodajas en vez de la cayena. Eso ya como prefieras o te sea más cómodo.
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